Juba II y Canarias, en CSB. Charla con Alicía García

20 03 2010

En estos días hemos tenido el privilegio de contar en nuestro programa con la Doctora en Filología Clásica Alicia García García, quien durante más de una década le ha seguido la pista a Juba II, un personaje de notable importancia en los primeros compases de la historia de nuestras islas. Es posible que no encontremos un libro de Canarias que no incluya una mención a la expedición que Juba II, rey de Mauritania, envió a nuestras islas, repitiendo la reseña que el historiador Plinio el Viejo hizo del mismo. Sin embargo, pocos, por no decir ninguno de los que han citado a este personaje, han acudido a las fuentes originales o mostrado un interés que fuese más allá de la mera anécdota. Donde único han insistido la mayoría de los que han citado al monarca es en practicar ese deporte tan poco saludable como extendido por nuestras lides, de la interpretación de los nombres con los que Juba II o sus informantes se refieren a las islas que van visitando en su travesía. El resultado muchas veces resulta forzado y los argumentos para defender las asignaciones son por si mismos un acertijo. La Dra. García ofrece un trabajo riguroso sobre Juba II y su época, y quizá sin pretenderlo no regala un detallado repaso por la biografía de innumerables autores clásicos. “Juba II y las Islas Canarias” publicado por Ediciones Idea es una versión resumida, tal vez un tercio, de su tesis doctoral, un texto escrito de manera envidiable que hace justicia a un personaje que nos vino a colocar en el mapa. De la geografía mitológica pasamos a figurar en la historia gracias a eruditos como Juba II, un personaje del que aunque no lleguemos a conocerlo todo se nos revela como fascinante a través de la obra de Alicia García. Sobra decir que recomendamos el libro y que desde luego es una obra imprescindible en toda biblioteca canaria. Cordialmente respondió a varias preguntas.

Hasta la fecha, ¿ha sido correcta la imagen, limitada, que hemos tenido de Juba II en los libros de historia referidos a Canarias? ¿Se ha obviado su figura?
Evidentemente la figura de Juba II ha sido poco tratada o abordada con poca o escasa profundidad en nuestras primeras historias de Canarias. A pesar de que figuras como Abreu Galindo o Viera y Clavijo lo citen en los capítulos iniciales de sus obras, inmediatamente después de apartados relativos al mito, éstos sólo lo hacen en relación al texto de Plinio el Viejo, HN, VI, 32, 202-205. Se presenta a Juba II en conexión con el informe del romano, sin tener en cuenta que sin las investigaciones del monarca mauritano, Plinio pocos datos de una riqueza tan importante podría haber escrito en relación a las latitudes más occidentales del Norte de África, donde se ubicaban una serie de archipiélagos, entre los que se encontraban nuestras Islas Afortunadas.
Después de las primeras crónicas de la historia de Canaria poco se ha dicho sobre Juba, acaso por desconocimiento o, por desinterés. Tenemos que llegar prácticamente hasta la actualidad para ver alguna otra noticia sobre este rey, encontrándonos, una vez más, ante el mismo tratamiento que en sus predecesores.

¿Cual es la auténtica dimensión del personaje, es decir, si tuviera que definirlo, como lo haría tras tantos años ahondando en él?
Juba II, fue un personaje de gran relevancia para la historia antigua de Canarias. Además, como no me canso de repetir era un auténtico ”humanista”, un erudito interesado por las más diversas áreas del saber que le impulsaron a estudiar con voracidad un sinfín de documentos e investigaciones diversas. En este punto es donde depositó su interés en las tierras más occidentales de su reino, territorios dotados todavía en esos momentos de una aureola mítica. No debemos obviar que fruto de esta labor, vieron la luz 11 obras conservadas fragmentariamente en autores grecolatinos, cuyos títulos muestran su variada temática: Sobre Libia, Sobre Arabia, Sobre los Asirios, Historia de Roma, Historia del Teatro, Semejanzas, Sobre la corrupción del léxico, Sobre la pintura, Sobre el euforbio, Sobre animales venenosos y Fisiologías.
Juba, mediante la expedición que envía a las Afortunadas, recogida en el tratado Sobre Libia (en torno al año 6 d.C.), y como bien reseña Plinio el Viejo (la fuente de transmisión indirecta del informe del mauritano), despoja estas latitudes de todo su misticismo y exotismo y habla de seis islas muy reales, ubicadas en unas coordenadas geográficas determinadas y con unos datos naturales concretos. Así, a partir de su mutilado relato, nuestras islas se sustraen de la literatura al más puro estilo paradoxográfico y penetran en el campo de la geografía e historia natural de la época.
En definitiva, considero necesario reivindicar la figura de este personaje desde el plano histórico así como su alto valor intelectual y la importancia de su quehacer científico literario.

Nunca estuvo en Canarias, pero ¿quizá no sea del todo desacertado calificarlo como «el primer rey de Canarias»?
Este apelativo no deja de ser curioso, llamativo, ¿provocador? pero no es del todo incierto. La extensión territorial del reino creado de una forma un tanto artificial por el Imperio Romano y por su emperador Octavio Augusto en el año 25 a.C. era considerable. Se extendía, por Occidente, desde la costa del actual Marruecos hasta la desembocadura del río Ampsaga, en Argelia, como límite oriental. Este territorio fue denominado “Mauritania (a veces trascrito por Mauretania) y estaba formado con una parte de la Getulia (las regiones comprendidas entre el Sitifis y Biskra) y con los reinos de los ya desaparecidos monarcas mauros: Bocco y Bogud.
Evidentemente Juba por su rol de “rey aliado y cliente” de Roma no estaba en el trono de forma gratuita. Roma demandaba de él la figura de un político eficaz y de un príncipe leal que debía colaborar en todo momento con el procónsul en la defensa de los intereses romanos contra los indígenas norteafricanos, unas gentes en continua rebelión. Asimismo, Juba facilitaría a Roma noticias de toda índole sobre estas tierras, de ahí las numerosas expediciones que encarga a diversos espacios de su reino, en el que, sin duda, se ubicaban nuestras islas, ya denominadas como Islas Afortunadas (Fortunatae Insulae).
Por ello, no resulta del todo descabellado hablar de Juba como “primer rey de Canarias”, pues las islas estaban ubicadas geográficamente en sus dominios, en aquellos territorios situados bajo su égida.

Una sugerente posibilidad que plantea es que lo que nos ha llegado a través de Plinio no sea todo lo que Juba II escribió. Conociendo al personaje y su obra, ¿hasta qué grado de detalle -o aspectos- sobre Canarias pudieron haber sido reflejados en su obra?
Canarias se hallaba en el confín occidental del reino de Mauritania y probablemente Juba II envió la expedición que conocemos para fijar sus coordenadas geográficas y también para recabar información sobre su flora, fauna y etnografía. En época romana debían circular ya, probablemente, algunos testimonios sobre las Islas Afortunadas, pero gracias al mauritano tenemos la averiguación más precisa y fidedigna hasta ese momento.
Sin duda, dada la gran mutilación que sufrió la obra de Juba II en su propia época, a causa de la moda de los epítomes y resúmenes, tenemos constancia de que poco se conservaba de ella ya a lo largo del propio siglo I y del II. Por ello, no resulta descabellado considerar, en relación a las Islas Afortunadas así como a una multitud de temas por él abordados, que debió de tratarse de un material muchísimo más amplio y con un mayor nivel de rigor y de profundización en las informaciones manejadas.
Cual es a su juicio la gran duda pendiente sobre Juba II.
Muchas son las dudas que me provoca la figura de Juba II, en primer lugar, en relación a su biografía y a su reinado, en segundo lugar, en relación al conocimiento real que pudo haber tenido sobre nuestras islas. En relación a su vida, falta mucha información sobre su labor gubernativa, sobre cómo gestionó los múltiples conflictos con las tribus norteafricanas que lo acompañaron a lo largo de todo su reinado y que eclosionaron tras el asesinato el año 40 d.C. de su hijo a manos del emperador Calígula. Por otra parte, considero que sabemos muy poco del conocimiento que Juba II podía tener en relación a nuestras islas, no olvidemos que sólo conservamos, y de forma muy fragmentaria y mutilada, el texto transmitido por Plinio el Viejo. Juba, sin duda, conocía bien la costa oeste norteafricana como refleja el dato de que allí, en la actual Mogador, determinó que se ubicasen las islas llamadas “Purpurarias”, para elaborar allí la famosa “púrpura getúlica”. Juba II estaba bien informado sobre estas latitudes, por textos como el de su predecesor el naturalista y marino Estacio Seboso y los informes y noticias de los marinos gaditanos que se adentraban en el Océano para pescar. Por ello, no cabe menos que cuestionarnos si sólo mandó una expedición a Canarias o fueron más; si los datos, como me inclino a conjeturar, sólo fueron los transmitidos por Plinio el Viejo o eran mucho más ricos, como sería más acorde al volumen de sus investigaciones; si sólo hablaba de seis Islas Afortunadas o de más islas; de por qué no habla de las islas más orientales de nuestro archipiélago y su noticia acaba con las islas Canaria y Ninguaria, actuales Gran Canaria y Tenerife; de qué datos llegó a manejar sobre las islas, qué vieron sus emisarios…Sin duda, muchas son las dudas, los interrogantes que suscita Juba II, su figura, su reinado, su labor científico-literario y, desde mi punto de vista, las informaciones que él manejaba sobre nuestras islas.


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